Tecno-feudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo. Yanis Varoufakis
Tecno-feudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo. Yanis Varoufakis
En las últimas décadas, el capitalismo global ha experimentado una mutación profunda. Lo que Yanis Varoufakis propone es que vivimos el nacimiento de un nuevo sistema económico y político: el tecno feudalismo. Esta tesis, sostiene que las plataformas digitales han sustituido la lógica de la competencia capitalista por un régimen de dominación algorítmica y extracción de rentas monopolistas, similar en muchos aspectos al orden feudal. El presente ensayo analiza críticamente esta propuesta, explora sus fundamentos históricos y económicos, y reflexiona sobre sus implicaciones sociales, éticas y políticas.
Del capitales mo industrial al feudalismo digital
Varoufakis
parte de un diagnóstico claro: el capitalismo, tal como se configuró desde el
siglo XVIII, ya no rige los procesos económicos fundamentales. A diferencia de
las teorías que describen la transformación actual como una fase avanzada del
neoliberalismo o del capitalismo de vigilancia (Zuboff, 2019), el autor afirma
que nos encontramos ante una ruptura radical. En lugar de empresarios
compitiendo en mercados abiertos, hoy predominan señores digitales que
controlan plataformas cerradas, extraen rentas de todos los actores económicos
y concentran un poder político sin precedentes. Amazon, Google, Apple y Meta no
operan como empresas capitalistas tradicionales, sino como estructuras feudales
que intermedian toda transacción económica, monitorean la conducta humana y
gobiernan vastos territorios digitales con leyes propias.
Este
paso del capitalismo al tecno feudalismo se basa en el cambio de la propiedad
sobre los medios de producción a la propiedad sobre los medios de conexión. En
lugar de fábricas, los nuevos señores controlan redes. Ya no se produce
mercancía para venderla en mercados competitivos; se extraen datos, se predicen
comportamientos y se moldean preferencias a través del acceso privilegiado a
infraestructuras digitales. Como sostiene Varoufakis (2023), lo que define este
nuevo régimen no es la producción, sino la renta digital.
La
lógica de la renta en la era de la nube
El
concepto de renta es central en la tesis de Varoufakis. En el capitalismo
clásico, la ganancia provenía de la explotación del trabajo asalariado en
procesos productivos, y el mercado era el espacio donde se realizaba la
plusvalía. En cambio, en el tecno feudalismo, la principal fuente de riqueza
proviene de la apropiación de posiciones estratégicas dentro de
infraestructuras digitales que permiten cobrar por el acceso, la visibilidad o
la intermediación. Es decir, no se gana por producir más eficientemente, sino
por poseer el nodo central del sistema. Esta es la lógica que opera detrás del
algoritmo de recomendación de YouTube, el motor de búsqueda de Google o la
tienda de aplicaciones de Apple: quien controla la infraestructura extrae renta
de quienes dependen de ella.
A
diferencia del mercado, donde en teoría cualquiera puede competir, en el tecno feudalismo
el acceso está mediado por puertas cerradas, opacas y reguladas por algoritmos.
Varoufakis traza una analogía con la Edad Media: los usuarios digitales no son
ciudadanos libres que intercambian en un mercado, sino siervos que deben pagar
tributo para acceder a la tierra sino a la plataforma. Este tributo se paga en
forma de datos, tiempo de atención o comisiones. Los señores feudales digitales
no solo monopolizan los canales de distribución, sino que moldean activamente
los deseos y comportamientos de sus "vasallos".
Tecnología
y poder: el fin de la soberanía democrática
Uno
de los aspectos más relevantes del tecno feudalismo es su impacto en la política.
A medida que las plataformas digitales se convierten en infraestructuras
esenciales para la vida cotidiana tales como la educación, trabajo, salud,
relaciones personales, su poder excede el de los Estados. Ya no se trata solo
de empresas que influyen en la economía, sino de entidades que regulan normas
de conducta, controlan el discurso público. Este poder no emana de un mandato
democrático, sino de una técnica inscrita en algoritmos.
La
privatización de lo común es otra característica de este régimen. Mientras que
en el capitalismo industrial el conocimiento y la infraestructura pública tales
como universidades, carreteras o servicios de salud eran financiados por el
Estado, hoy los bienes comunes digitales son apropiados por plataformas
privadas. Como es el caso del internet, que nació como un proyecto de
colaboración científica financiado con fondos públicos, ha sido colonizada por
intereses corporativos que privatizan sus beneficios y socializan sus costos.
Según Varoufakis, esta expropiación de lo común reproduce una lógica de dependencia
y servidumbre que socava la autonomía individual y colectiva.
El
mito de la eficiencia y la ideología del algoritmo
Uno
de los discursos legitimadores del tecno feudalismo es el mito de la eficiencia
algorítmica. Se nos dice que los sistemas de recomendación de Netflix, los
servicios de entrega de Amazon o los autos autónomos de Tesla son ejemplos del
progreso técnico puesto al servicio del consumidor. Sin embargo, como menciona
Varoufakis (2023), esta idea esconde la verdadera naturaleza del poder
algorítmico: no se trata de satisfacer necesidades reales, sino de crear y
capturar deseos, de mantener al usuario dentro de un ecosistema cerrado y
predecible.
En
este sentido, el algoritmo no es neutral ni objetivo. Está programado para
maximizar la extracción de valor, moldear la conducta y reforzar estructuras de
poder. Esta lógica, combinada con la acumulación masiva de datos personales,
configura un nuevo régimen de control social basado en la vigilancia, la
manipulación y la supresión de alternativas. Así, el tecno feudalismo no solo
transforma la economía, sino también la subjetividad: convierte al sujeto en un
objeto de cálculo, en una fuente constante de información, en un engranaje del
sistema.
Hacia
una economía de lo común y la democracia digital
Varoufakis
no propone una vuelta al capitalismo clásico, sino una transformación radical
del modelo económico. Propone una tradición del socialismo democrático y del
humanismo tecnológico. Plantea la necesidad de reapropiarse de las plataformas
digitales como infraestructuras comunes, de democratizar el control de los
datos y de construir una economía basada en la cooperación y la transparencia.
Esto
implica repensar la propiedad en la era digital. Si los datos son producidos
colectivamente, su control no puede estar en manos privadas. Se requiere una
gobernanza pública de la información, una economía de plataformas cooperativas
y una arquitectura tecnológica diseñada para el bien común.
Conclusiones
El
tecno feudalismo, tal como lo describe Yanis Varoufakis, representa una
transformación profunda del orden capitalista. No se trata de una simple
evolución del neoliberalismo, sino de una mutación estructural en la que las
grandes plataformas digitales operan como nuevos señores feudales que dominan
los flujos económicos, sociales y políticos. Este modelo se basa en la
extracción de renta digital, el control algorítmico y la expropiación de lo
común. Frente a ello, es necesario recuperar la dimensión política de la
economía, construir infraestructuras tecnológicas públicas y promover una
democracia digital basada en la justicia, la equidad y la participación
ciudadana.
Referencias
Varoufakis,
Y. (2023). Tecno-feudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo.
Paidós.
Zuboff,
S. (2019). La era del capitalismo de la vigilancia. Paidós.
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